Siempre es fundamental el primer disco para cualquier músico. Diego Torres no fue la excepción. Su debut como solista marcó una tendencia: la del cantante que ubica un pie en el espectro melódico, pero que puede traspasar con el otro las fronteras rítmicas, que visita el pop, el funk, el reggae, sin riesgos de hibridez.
Y hasta allí fue Diego Torres, luego, con "Tratar de estar mejor" (1994). Ese disco fue la consagración definitiva: lo llevó a la cúspide pop. Diego vendió 700 mil copias, se llevó 6 discos de platino en Argentina y le terminó de abrir las puertas en Latinoamérica. Incluso, marcó su ingreso al mercado europeo.
Su vídeo, filmado en Brasil, sonó muchísimo y no solamente en las emisoras de radio. También aportó otros futuros clásicos: "Por la vereda del sol", "Todo cambia y todo se termina" y "San Salvador".
Pero seguramente uno de los grandes orgullos de la trayectoria de Diego es su participación en el disco - homenaje al catalán Joan Manuel Serrat. Canta el clásico "Penélope", que vuelve a convertirse entonces a mediados de los años 90 en un tema indispensable. Todo siempre bajo su voz, apacible y seductora, lejos del prototipo de cantante pop erigido a fuerza de baile y de histrionismo.
Luego vendrán los tiempos en los que sobran proyectos, repartidos entre el cine y la música. Hace un papel en el film "Una sombra ya pronto serás", de Héctor Olivera, basado en el libro de Osvaldo Soriano, donde encarna a un chico que va en búsqueda de las tierras norteamericanas de Cleveland junto a Gloria Carrá. Una curiosidad: no fue éste su debut cinematográfico. Ya había actuado en "El profesor punk" junto a Jorge Porcel.